Aún no se conoce el número de marchistas desaparecidos, debido a que están dispersos entre San Borja y Rurrenabaque. Conamaq apoya la medida.

Los indígenas que conformaron la marcha en defensa del TIPNIS hacia la ciudad de La Paz la reactivarán cuando aglutinen nuevamente a los componentes y hallen a los desaparecidos. Será reforzada por un contingente de originarios que partió de Oruro hacia la sede de Gobierno, en apoyo a la primera movilización. Los marchistas que después de la represión del domingo por parte de la Policía se instalaron en el campamento Emaus de San Borja organizaron ayer un rastrillaje para buscar en el monte a los aún desaparecidos y presentaron testimonios de los excesos ante el defensor del pueblo, Rolando Villena. “Aún faltan cinco niños, entre 5 y 13 años”, dijo Julio Quenta, secretario de Salud de la CIDOB antes de iniciar el rastrillaje, que duró cerca de dos horas. Sin embargo, la cantidad de desaparecidos no puede ser establecida, ya que los indígenas de San Borja no saben con exactitud quiénes llegaron hasta Rurrenabaque. En la tarde, el defensor arribó al campamento intervenido junto al fiscal de distrito del Beni, un fiscal de materia y un médico forense. Fernando Vargas, presidente del TIPNIS, narró los acontecimientos tal como los vivió el fatídico día de la intervención a la marcha, cuando fue golpeado y humillado por la Policía. “Éste tiene la culpa, a éste hay que matarlo”, gritó uno de los efectivos del orden cuando lo vieron. Luego lo golpearon con brutalidad. “Uno de ellos dijo: ‘a éste destrócenle la cara a patadas’”, relató Vargas, visiblemente conmovido por el recuerdo de los hechos. El líder indígena denunció ante el fiscal la agresión del Gobierno a través la Policía, lo acusó de incitar a los bloqueadores interculturales que cerraron el paso a la marcha a la entrada de Yucumo y presentó como prueba una resolución de la Subalcaldía de Yucumo en la que se determina un paro cívico en este pueblo para el pasado 19 de septiembre en apoyo a los colonos opositores a la marcha. La resolución lleva el sello de la Federación de Productores Agroecológicos de Yucumo, de la Subalcaldía de Yucumo y de la Policía. “¿Qué tiene que hacer la Policía con un paro cívico?”, se preguntaba Fernando Vargas. Posteriormente, el defensor y la Fiscalía distrital realizaron una inspección al campamento, en la que verificaron la presencia de restos de utensilios para la comida destrozados, pañales y zapatos de niños. Cuando Villena arribó al campamento de Emaús en San Borja, los indígenas le presentaron los balines de gas con los que habían sido atacados por la Policía y uno de los marchistas, Juan Carlos Moreno, mostró sus severas lesiones en la cabeza, las manos y la espalda. “Me confundieron con nuestro dirigente Adolfo Chávez, por eso me golpearon más”, dijo. Y los nativos repudiaron una vez más la acción de la Policía. “Defensor del pueblo, ha sido una masacre, un crimen de lesa humanidad”, dijo el dirigente. Con respecto a la continuación de la marcha hacia la sede de Gobierno, Fernando Vargas manifestó que primero esperarán a estar otra vez “todos juntos. Una vez que reaparezcan todos los hermanos, nos rearticulamos nuevamente y continuamos”, dijo.