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¿Secuestro de Estado o protección de menores? La angustia de los padres extranjeros en Noruega


2016-05-03
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Pagina Siete

1.665 niños fueron retirados a sus padres en 2014, de los cuales 424 son hijos de madres extranjeras.

"Los niños tienen miedo cuando tocan a la puerta. Temen que se los lleven de nuevo". Jaquline, una srilanquesa que vive en Noruega, cuenta entre lágrimas su batalla con los servicios sociales de ese país, acusado de separar familias injustamente. Además de ayudas pedagógicas a familias que lo necesitan, las autoridades noruegas no dudan en retirar la custodia de niños en caso de deficiencias graves de atención o prácticas educativas que consideran violentas.

 

Esto ha dado lugar a malentendidos con las minorías étnicas, que a menudo tienen diferentes códigos culturales y están sobrerrepresentadas en lo que concierne la aplicación de estas medidas, que algunos califican de "secuestro de Estado".

 

En este país escandinavo de cinco millones de habitantes, 1.665 niños fueron retirados a sus padres en 2014, de los cuales 424 son hijos de madres extranjeras, según cifras de la agencia de protección de la infancia Barnevernet.

 

A Jaquline y a su esposo, Joe Joseph, ambos srilanqueses, les retiraron a sus hijos, sin previo aviso, el 14 de noviembre de 2011 en Bergen, la segunda ciudad del país. Ese día, sus hijas de 8 y 12 años y su niño de 6 no regresaron de la escuela. En su lugar, fueron llevados a cuidados de emergencia luego de una señalamiento anónimo en el que se acusaba a la pareja de violencia.

 

Los castigos corporales a los niños son completamente prohibidos en Noruega. A estos padres se los acusa de golpear a sus hijos con una bandera y una cuchara de madera, de tratar a su hija mayor de "pedazo de mierda" y de "idiota", y cortar la mano de su hijo menor con tijeras, según documentos judiciales. Pero ellos admiten sólo haber dado alguna bofetada ocasional.

 

"Secuestran a nuestros niños"

 

"Barnevernet tiene tendencia a hacer generalizaciones acerca de los extranjeros. Para ellos, porque no somos noruegos, golpeamos todos a nuestros hijos", denuncia Jaquline. Al final de una larga batalla legal, la justicia los condenó a una pena suspendida de 15 días de cárcel por las bofetadas y ordenó que los dos niños más pequeños les sean devueltos "progresivamente".

 

Sin embargo, seis meses después de la sentencia, y frustrada que los servicios sociales todavía se mostraban renuentes, la pareja huyó de Bergen con sus dos hijos menores para instalarse en Oslo, dejando su trabajo y casa, y a su tercer hijo en un hogar de acogida. "Tuvimos que secuestrar a nuestros propios hijos", explica el padre.

 

Pero como este caso hay varios y algunos han hecho mucho ruido dentro y fuera de Noruega. Es el caso de Ruth y Marius, una pareja rumano-noruega, miembro de la comunidad pentecostal, a quienes los servicios de protección de la infancia le retiró a sus cinco hijos, incluyendo un bebé de tres meses, por supuesta violencia corporal. Pero, muchos creyeron que estaban siendo acusados de "adoctrinamiento religioso", lo que provocó protestas de cristianos en varias ciudades del mundo.

 

No siempre es fácil saber cuál es la verdad. Las familias pueden presentar sus casos a la prensa, pero las autoridades tienen un deber de reserva. Un grupo de profesionales (abogados, psicólogos y trabajadores sociales) escribieron una carta abierta el año pasado contra "una organización disfuncional que hace varias evaluaciones erróneas con consecuencias graves".

 

Los incidentes tienen incluso a veces consecuencias diplomáticas. El presidente checo Milos Zeman comparó a la institución noruega Barnevernet al "Lebensborn", el sistema nazi para crear una raza aria "superior".

 

Asimismo, las relaciones entre Noruega e India se vieron afectadas durante mucho tiempo por el caso de una pareja india que afirmaba que se les retiró a sus hijos porque comían con las manos y dormían todos en una sola cama. "La cuestión no es saber si los niños comen con las manos o no", explica una empleada de Barnevernet, bajo condición de anonimato. "A menudo es problema es que en Noruega es ilegal golpear o abofetear a un niño, lo que es necesariamente ilegal en otras culturas", dice. 

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