Reformas

Pueblos indígenas


2013-08-09
www.la-razón.com

El país tiene el reto de recoger su esencia indígena y poner en práctica lo mejor de esa cultura

Como cada año, desde que la Organización de las Naciones Unidas adoptara la decisión en 1994, hoy se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, cuyo tema principal en esta ocasión es la importancia de las alianzas, los acuerdos y los compromisos constructivos encaminados a proteger los derechos de los pueblos indígenas. Bolivia es líder en esta materia. La Directora General de la Unesco, en su discurso de celebración de este año, señaló que “en un mundo sujeto a rápidos cambios ambientales y en el que las sociedades experimentan profundas transformaciones, la solidaridad (plasmada en alianzas entre los grupos indígenas y con asociados no indígenas) ha de ser el principio que nos guíe para salvaguardar y promover identidades, lenguas, sistemas de conocimiento y visiones del mundo singulares”. Y en efecto, como también indicó la autoridad, “ninguna sociedad puede florecer sin cultura y ningún desarrollo puede ser sostenible sin ella. Los pueblos indígenas lo saben mejor que nadie, dado que son custodios de una rica diversidad lingüística y cultural y portadores de conocimientos únicos de vida sostenible y respeto de la biodiversidad”, lo que debe entenderse en un sentido amplio, no sólo como reconocimiento de los valores y conocimientos, sino sobre todo como un horizonte al que toda sociedad debe encaminarse. Por su parte, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha expresado que “existe un compromiso creciente de parte de los Estados para implementar plenamente los derechos de los pueblos indígenas, como lo muestran las medidas constitucionales, legislativas o administrativas que reconocen la identidad indígena, el derecho a la tierra y a los recursos naturales, las formas de desarrollo culturalmente apropiadas, así como los programas para combatir la pobreza y las desventajas”. El Estado boliviano lo tiene bien asumido, y además de las medidas legislativas adoptadas para proteger y promover los derechos indígenas, comenzando por la expresa constitucionalización de estos derechos, ha propuesto al mundo el vivir en “Armonía con la Naturaleza” o “Vivir Bien” como un camino además de deseable, posible. Sin duda se trata de un reto con sus dificultades inherentes, que pasan no sólo por la a veces conflictiva relación entre pueblos indígenas y estructuras estatales “occidentalizadas”, cuando no abiertamente coloniales, sino también por cambiar paradigmas de crecimiento económico y consumo que a veces parecen ser la única vía para el desarrollo. En momentos en que la autoidentificación indígena parece ir en retroceso, como lo muestran los resultados del Censo 2012, el país tiene en frente el reto de recoger su esencia indígena y poner en práctica lo mejor de esa cultura, no como un folklorismo, sino como un camino que es posible recorrer.

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