Reformas

Narcotráfico, violencia y corrupción


2013-11-13
www.eldiario.net

El narcotráfico, la ola de violencia que genera éste y la corrupción han pasado a constituirse en los tres grandes males que colocan a Bolivia en situación de descrédito internacional y de causar enormes daños a la convivencia interna.

La preocupación pública en este sentido es general. La recogió el Episcopado de la Iglesia Católica, por lo que en la reunión que sostiene en Cochabamba se aprobaron declaraciones sobre de cada uno de estos casos. Acerca del narcotráfico, expresó: “Denunciamos el peligroso crecimiento de este mal, que amenaza con socavar las estructuras de la sociedad, sembrando dolor y muerte. El narcotráfico, así como la producción de cocaína, al ser actividades que se lucran de la muerte, están en contra de los principios básicos de la moral y la ética, que nos van empujando a una espiral de violencia y muerte con efectos perversos…”. Respecto a la violencia, los obispos anotan: “Vivimos tiempos cada vez más difíciles, en los que preocupa el nivel de violencia que va creciendo y el desprecio por la vida humana, que tiene como base el afán de satisfacer intereses personales, aprovechando los bienes de la tierra”. De lo sucedido en Apolo, donde efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y un médico perdieron la vida, tras ser aparentemente emboscados por narcotraficantes, considera que es un ejemplo de los extremos a los que el narcotráfico llega. Existen, además, antecedentes de que el narcotráfico en Santa Cruz causa frecuentes asesinatos y secuestros, unas veces por el “cobro de cuentas” y, en otras, por proteger sus actividades ilícitas, ante la posibilidad de ser denunciados. En cuanto a la corrupción, el pronunciamiento de la XCVI Asamblea Anual de Obispos de la Iglesia Católica atribuye a la superficialidad, frivolidad, del mundo actual, como causante de la corrupción en los distintos ámbitos sociales y que cada vez más “…está inundando y matando la vida de tantos sectores del pueblo de Dios”. En Bolivia siempre hubo corrupción, pero muchos coinciden en que nunca como ahora, porque está inserta en el poder. No hay semana en la que no se conozca algún delito de esta naturaleza. Empero muchos no trascienden. Casos patéticos son los de las empresas estatales creadas por el actual Gobierno, desde los inicios de su gestión, y ninguna de ellas ingresa en producción hasta ahora. Un estudio matemático efectuado para esta columna por un distinguido profesional, establece que por lo menos en cada metro cuadrado hay una planta de coca. El informe oficial indica que la producción de la hoja en 2012 fue de 27.200 ha, por tanto habría 272.000.000 de metros cuadrados con cultivos de coca. Del 100%, los Yungas producen el 67%, Chapare el 32% y Apolo el 1%. Sin embargo, no se cuenta ni con estimaciones la expansión de cocales en parques nacionales y otros sitios del territorio patrio. El total de la disponibilidad de coca admitida oficialmente ascendería a 28.617,14 toneladas por año. De esta cantidad, descontando las que se destinan a la industria, los ritos y a la masticación (acullicu legal) sumarían 15.736,76 tn/año y para la elaboración de la cocaína 4,736 tn/año. De la producción en sólo 27.200 ha, el 42,30% es legal y el 57,71% ilegal, con lo que se produce la cocaína. La jefe de bancada del MAS en la Cámara de Diputados, Flora Aguilar, sostuvo que los pronunciamientos de la Iglesia Católica son políticos, argumento que no resiste el menor análisis, salvo que se suponga que ésta es una entelequia indiferente al acontecer nacional. Aguilar agregó que “ojalá de esta reunión (del Episcopado) saquen una propuesta para ayudar al gobierno en la lucha contra el narcotráfico”. Al parecer, supone que debe hacerse toda una alquimia. Cuando de sobra se considera que la única forma de erradicar a esta actividad es eliminando la producción ilegal de coca en el Chapare y otros lugares del país donde se expandió en los últimos años, pues es la materia prima de la cocaína. Así de simple y factible es la posibilidad de salvar al país del mal social y político que le causa. Cercanas están las experiencias de Colombia y México, con saldo de miles de víctimas y pérdidas económicas.

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