Reformas

Ley antirracista: una ley para el futuro


2010-10-04

Artículo de Víctor Ramirez sobre el proyecto de ley contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación

Luego de seguir de cerca las repercusiones que ha causado en la opinión pública boliviana el proyecto de Ley Contra el Racismo y la Discriminación, podemos sostener que dicha ley no está, como muchos creen, como para ser aplicada ipso facto en nuestra sociedad. Nos comeríamos vivos los unos a los otros tratando de etiquetarnos sin ton ni son como racistas o discriminadores, por la sencilla razón de que aún vivimos en una sociedad acomplejada por su pasado colonial, y lo peor de todo, acomplejada de sí misma. La historia es aún nuestro presente, y eso es algo que no nos ha permitido digerir críticamente ciertos términos como raza, racismo y discriminación; al contrario, aún se puede advertir, al leer las opiniones de una gran mayoría de las personas, que estos conceptos los manejamos con mucha emocionalidad. Este proyecto tiene mucho potencial y muchas perspectivas de éxito que bien podrían reflejarse con notoriedad en el futuro más que en la actualidad. Por el momento sólo necesitamos de una ley dura para casos extremos en los que el racismo y la discriminación hayan sido cometidos con brutalidad, pero si pensamos en el futuro, el proyecto de Ley contra el Racismo y la Discriminación podría implementarse en una primera fase preventiva y a largo plazo con una reforma educativa orientada a desterrar en lo posible desde raíz el pensamiento racista, algo que con ayuda de ciertas políticas acordes a las necesidades de cada región pueda posibilitar que en el futuro se creen las bases para un siguiente paso correctivo, que es en el que vienen las sanciones. Es decir, paso por paso. En cuanto a los medios de comunicación y el controvertido artículo 17 del proyecto, estamos cayendo en la ingenuidad de exigir una sanción para aquellos medios que se atrevan a publicar posible material racista y discriminatorio sin antes conocer cuán complejo resulta el análisis de las estructuras racistas y más aún aquellas estructuras enfocadas en descubrir el pensamiento racista oculto, que no es visible a simple vista. Imagínense que los periódicos, las cadenas de televisión y las radiodifusoras tengan que analizar texto por texto, en el peor de los casos frase por frase, para detener la publicación de ideas racistas que podrían llegar a deshonrar a las personas. Sería imposible realizar diariamente esta tarea, ya sea por la insuficiencia del tiempo y por la falta de personal especializado. ¿Qué pasaría si se deja publicar un texto racista sin antes notarlo, se sancionará al medio de comunicación? Si pensamos en los medios y la difusión de textos que contengan ideas racistas y discriminatorias, nos atreveríamos a decir que con la simple promulgación de la ley, sin que se realicen los respectivos cambios que corrijan algunas imprecisiones, ayudaríamos a que en la sociedad se camuflen aún más las prácticas racistas y discriminatorias por medio de otros mecanismos discursivos, pues recordemos que quienes practican el discurso racista normalmente desempeñan funciones de poder, lo que haría difícil pensar que estas personas escriban o hablen “a lengua suelta” discursos racistas y discriminatorios de fácil identificación, sin tomar en cuenta las sanciones o incluso la cárcel. Aún nos falta mucho por discutir y modificar hasta que la ley que todos deseamos llegue a ser promulgada, pero si nos dejamos llevar por la emocionalidad de nuestro carácter, no podremos forjar una ley adecuada para el futuro y es ahí donde nosotros tenemos que pensar: crear una sociedad en la que en lo posible exista tolerancia, igualdad y respeto entre todos nosotros, algo que por el momento no llevamos a la práctica.

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