Reformas

¿Hay límites de los derechos de informar, expresión y opinión?


2020-10-05
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Página Siete

La difusión y gestión de los derechos humanos y el cumplimiento de las leyes no es sólo de abogados o expertos, sino que tienen que ver con cada uno de nosotros, los ciudadanos de la democracia.

El portón se ha abierto de par en par. Hoy en día, el ciudadano está conectado, comunicado, informado, hace uso de su derecho a la libertad de expresión y de opinión. Tiene más hambre de conocer y de estar de forma permanente informado de todos los temas y hechos posibles. Tiene en el aparato celular su mejor instrumento de tener el universo en sus manos y al frente de sus ojos.

La información se ha convertido en un alimento más en nuestras vidas y en las preocupaciones diarias. Se almacena información, así como se almacena fideo, azúcar, papa, aceite o agua. A la vez, el ciudadano viene ejerciendo su derecho a expresarse por todos los medios que tiene a su alcance, es decir, las redes sociales y las tecnologías, que arrancan desde su celular. 

No sólo el ciudadano viene recibiendo informaciones de todo calibre, gusto, tamaño y tendencias. Sino que también es generador de contenidos informativos, de opiniones y de sentar dejada su posición frente a los hechos que le interesan o le afecten de forma directa e indirecta.

Es así, que con el teléfono celular en la mano y activando las aplicaciones respectivas, el ciudadano se convierte en un ser de comunicación, en sujeto de la información y consumidor de información. Cada momento está pendiente de su celular, observando las informaciones que le llegan en los grupos de WhatsApp, viendo su Facebook, y a la vez que va compartiendo lo que ve conveniente. 

Es decir, hace ejercicio de sus libertades de expresión, de opinión y de informar. La democracia nos permite eso. Qué sería si nos privaran de libertad en democracia. La democracia y la vida serían miserables y aburridas.

En esta dinámica, el ciudadano debe ser consciente que, así como vibra con la información, que se expresa libremente, opina lo que considera oportuno, así también esos derechos tienen sus límites, consideraciones, excepciones e incluso obstáculos que deberá conocerlos en su totalidad, con el objetivo de evitar cometer errores, excesos o delitos.

No se trata de usar y abusar del uso de las redes sociales para decir o mostrar lo que uno quisiera, ni tampoco agarrar el micrófono y lanzar toda clase de adjetivos, calificativos o insultos a las personas que no son de nuestro agrado, o al contrincante político llenarle de improperios. El ciudadano debe conocer que hay límites legales, políticos, éticos y  comunicacionales a toda esa potencia que tiene en su interior,  y que debe hacer un paréntesis para conocerlos, digerirlos, compartirlos y cumplirlos. De lo contrario, será objeto de procesos legales, que podría recibir multas, ser enviado a las cárceles o hacer años de servicio social. 

Esos límites lo marcan el paquete de leyes que tienen que ver con el ejercicio de las libertades de expresión, de opinión y de información, que no sólo lo deben cumplir los medios de comunicación y los periodistas, sino que básicamente es el conjunto de leyes  que le dicen al ciudadano una serie de elementos para coadyuvarlas en su vida diaria. Un tema que se lo debe profundizar, analizar, conocer, lo cual será parte de un taller on line

La difusión y gestión de los derechos humanos y el cumplimiento de las leyes no es sólo de abogados o expertos, sino que tienen que ver con cada uno de nosotros, los ciudadanos de la democracia. No son abstracciones teóricas o especulaciones o sueños. Son realidades concretas, que exigen su ejercicio diario. 

 

Hernán Cabrera M. es periodista.

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