Reformas

Ley del Trabajo: reflexión para el cambio


2021-07-06
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Página Siete

La necesidad de la reforma de la normativa laboral ha sido expresada por especialistas, nacionales y extranjeros. Muchos abogados, que prestan servicios ya sea a sindicatos o a organizaciones de empleadores, también reconocen que la actual ley del trabajo es vetusta y que necesita algunas modificaciones.

La necesidad de la reforma de la normativa laboral ha sido expresada por especialistas, nacionales y extranjeros. Muchos abogados, que prestan servicios ya sea a sindicatos o a organizaciones de empleadores, también reconocen que la actual ley del trabajo es vetusta y que necesita algunas modificaciones. Sin embargo cuando se pone a consideración, desde el Estado o por organizaciones independientes de los trabajadores o empleadores, las organizaciones sindicales reaccionan virulentamente y promueven paros, bloqueos y otras formas de resistencia a la iniciativa dada a conocer

 

Todos los proyectos, hasta donde entiendo, han sido dados a conocer para iniciar un diálogo social entre empleadores y trabajadores, pero nunca se lograron sentar a dialogar en torno a las iniciativas dadas a conocer. Esto se debe a la poca cultura de diálogo y porque el tema es muy álgido para los representantes de los trabajadores.

 

Creo que piensan que con la reforma muchas de las “conquistas” laborales podrían ser cuestionadas, sobre todo  aquellas que tienen que ver con la finalización de la relación laboral. Pero también porque muchos operadores en los juzgados y Ministerio de Trabajo se sienten cómodos con la existencia de algunas normas contradictorias entre ellas que les permiten argumentar en favor de sus clientes, ya sean estos empleadores o trabajadores.

 

Lo que ha ocurrido en los últimos 82 años de vigencia de la normativa laboral son grandes transformaciones en las empresas que incorporaron nuevas tecnologías que transformaron el contenido del trabajo. Pero también las técnicas de organización de la producción y de gestión de los recursos humanos han cambiado sustancialmente. Ahora la profesión de los encargados de los trabajadores, que antes se llamaba jefe de personal y ahora gerente de recursos humanos, es completamente distinta. En la década de los cuarenta del siglo pasado en el mejor de los casos era contador el que se encargaba de la gestión de los trabajadores, pero generalmente el que asumía esas funciones era el hijo sin trabajo ni profesión de algún amigo del dueño de la empresa, posteriormente esa función la ocupaban abogados y ahora con mucha frecuencia ese cargo lo desempeñan los licenciados en psicología. Esto nos muestra la importancia que se les da a los trabajadores dentro de la empresa. Por ello velan por su bienestar y compromiso del personal con los objetivos del emprendimiento.  

 

Por otro lado, el mercado de trabajo ha cambiado radicalmente. Ahora tenemos una presencia enorme, casi el 80 por ciento de los trabajadores son informales, lo cual provoca que el ejército industrial de reserva sea muy pequeño y no regule   eficientemente los salarios. Por esta situación las organizaciones sindicales, en los últimos diez y seis años,  prefieren presionar al Estado  para el incremento salarial y no concurrir a negociar con sus empleadores.  Pero cuando cambia la correlación de fuerzas y el gobierno no es su aliado, es muy difícil que las presiones logren crecimientos salariales espectaculares.   

 

A lo único que temen los trabajadores vinculados a las empresas modernas es a perder su puesto de trabajo, saben que lo que les espera es un trabajo en el sector informal sin ningún tipo de protección laboral, sin seguro de corto y largo plazo. 

 

Esta situación nos muestra cada día la forma en que se va precarizando el empleo, la misma que se podría solucionar si es que se tiene la capacidad para hacer que la cobertura de la legislación evite la precarización de empleo a partir de permitir la expansión del empleo formal. 

 

Todos estos argumentos no son tomados en cuenta por las organizaciones sindicales y por algunos laboralistas vinculados a los sindicatos que no solo impiden la reforma laboral, sino también el diálogo social.

 

Pero como dice el dicho, no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Ya vendrá otra época de reflexión para el cambio.

 

 

Rodolfo Eróstegui es experto  en temas laborales.

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