Reformas

Ligadura de trompas ¿quién toma la decisión?


2021-07-06
https://www.opinion.com.bo
Opinión

Según la Norma Nacional de Reglas, Protocolos y Procedimientos en Anticoncepción emitida por el Ministerio de Salud y Deportes en 2012, la Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, es apropiada y segura para todas las mujeres y de libre acceso en los tres niveles de atención de la red de servicios de salud.

Las mujeres somos asociadas a la maternidad casi de forma intrínseca, nos cuesta mucho separar a la mujer, como persona, de su capacidad reproductiva. Cuando escuchamos decir a una mujer que no quiere ser madre, inmediatamente saltan todas las alarmas: Es que eres joven, ¡ya vas a cambiar de opinión!, ¿y qué vas a hacer cuando tu marido quiera familia? 

Pero la intervención social sobre nuestra capacidad de decidir si ejercer o no la maternidad, sigue incluso después de ya ser madres. Cuando una mujer que ya es madre decide realizarse la ligadura de trompas, de nuevo saltan las alarmas: Estás joven. ¿Y si después te antojas otrito?, ¿Pero tu marido sabe, él está de acuerdo? ¡Hay otros métodos, no tienes que ser tan radical!

Pareciera que cuando se trata de nuestro cuerpo, todas las personas tienen algo que decir. Tienen derecho a opinar el personal de salud, el Estado, la pareja, los padres, los vecinos, todos, menos la mujer que es dueña de su cuerpo.

Según la Norma Nacional de Reglas, Protocolos y Procedimientos en Anticoncepción emitida por el Ministerio de Salud y Deportes en 2012, la Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria (AQV), más conocida como ligadura de trompas (método de anticoncepción irreversible), es apropiada y segura para todas las mujeres y de libre acceso en los tres niveles de atención de la red de servicios de salud.

Para acceder a la ligadura de trompas, según la norma, solo es necesaria la firma personal de la mujer en un Formulario de Consentimiento Informado. No es necesario tener hijos ni una edad mínima ni el permiso del esposo o tener pareja. La norma es clara, la mujer es la única que decide, después ser informada adecuadamente sobre el procedimiento y los riesgos, si tener o no la microcirugía de ligadura de trompas.

Sin embargo, la realidad es otra; en muchos centros públicos de salud, piden requisitos como tener la edad mínima de 30 años, dos o más hijos y el consentimiento de la pareja. Además, a las mujeres de entre 18 y 29 años que no tienen o han perdido hijos, y no están casadas, son tomadas como casos “poco aconsejables” para la AQV y, directamente, las inducen a elegir un método anticonceptivo que sea reversible, por si luego se “arrepienten” de su decisión.

De esta forma, las mujeres perdemos la autonomía de elegir sobre nuestro cuerpo, debiendo pedir a la pareja autorización para tener acceso al procedimiento que nos ocupa. Y las trabas no terminan ahí, pues para una mujer soltera, joven y sin pareja es casi imposible acceder a este servicio en un centro de salud público. 

¿Qué podemos entender cuando nos exigen que otra persona autorice una decisión que debería ser solo nuestra? Al parecer piensan que, como mujeres, no tenemos suficiente criterio para tomar una decisión tan íntima como la de optar por un método anticonceptivo permanente.

Si a una mujer con varios hijos, que está entrando en labor de parto, le preguntan si quiere realizarse la ligadura de trompas, lo más probable es que diga que sí. Seguidamente, le dirán que no hay problema pero que necesitan que su pareja firme la autorización. No importa si tiene más de 30 años o que ya no quiera tener más descendencia, sin la autorización del marido no es posible realizar el procedimiento. Negándole así, de forma ilegal, el derecho a elegir sobre su cuerpo. 

En nuestro país, son muchos los casos de mujeres con más de cinco hijos e hijas que no reciben orientación de calidad sobre sus posibilidades de anticoncepción, mucho menos acerca de métodos permanentes, son víctimas de la desinformación, la falta de educación sexual, negligencia estatal, cultura y preceptos machistas como que la mujer que desea protegerse de embarazos es por infiel, que sumado a premisas religiosas conservadoras como “tener los hijos que Dios nos mande” además condenan, principalmente a las familias sin recursos, a perpetuar la cadena de pobreza y todo lo que conlleva como no tener acceso a la educación o el maltrato infantil.

Las mujeres podemos y debemos decidir en total autonomía sobre nuestro cuerpo, todas somos capaces y no necesitamos permiso de nadie más que de nosotras mismas. 

A los 18 años, sin hijos y sin pareja, tenemos la misma capacidad de decidir que a los 30, con varios hijos y en pareja. 

Definitivamente, no necesitamos la tutela del Estado ni la autorización de terceros para ejercer el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos.

#FOROFEMINISTA

Katherine Amistad Villena Posadas

Estudiante de Nutrición y Dietética. Activista feminista.

villena.katty12@gmail.com

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