Garantizar el derecho a una vida libre de violencia
Mientras la impunidad siga siendo la regla y no la excepción, ninguna reforma será suficiente.
Este 25 de noviembre, Bolivia vuelve a enfrentar una verdad incómoda: el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia sigue siendo uno de los más vulnerados en el país. Los datos del Boletín del Observatorio de Género (noviembre 2025) y del Informe sobre el Estado de la Justicia 2024 muestran un panorama alarmante.
Desde la promulgación de la Ley 348 Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, se han registrado más de medio millón de denuncias. Solo en los últimos cinco años, más de 130 mujeres denunciaron hechos de violencia cada día. Sin embargo, el drama mayor está en la justicia: entre 2013 y 2023, de 378.251 casos, más del 90% terminó sin una respuesta efectiva.
El detalle que preocupa: 71% de los casos fueron rechazados, 8% cerrados con salidas alternativas, 5% sobreseídos y 4% desestimados. Apenas 6,59% recibió sentencia condenatoria. La impunidad se profundiza al observar que, de los 269.363 rechazos, solo 1,82% fue revocado. La constante es cerrar casos, no investigarlos, dejando en total indefensión a miles de mujeres.
El feminicidio refleja la misma tragedia. Entre enero y el 24 de noviembre de 2025, Bolivia suma 71 víctimas de feminicidio y 144 tentativas. Entre 2013 y 2014, solo el 42,81% de los feminicidios obtuvo sentencia, señal de que la respuesta institucional sigue siendo insuficiente para enfrentar la violencia más extrema.
En violencia familiar —el delito más denunciado del país— entre 2013 y 2023 se cerraron 306.726 casos, de los cuales 73% fueron rechazados. Solo 4,22% concluyó con sentencia.
Las cifras hablan por sí solas: la violencia crece día a día y el Estado no tiene la capacidad de responder a esta problemática. La falta de recursos, la debilidad institucional y la ausencia de una política integral de atención y protección hacen que el sistema que debería proteger a las mujeres simplemente no lo haga.
Mientras la impunidad siga siendo la regla y no la excepción, ninguna reforma será suficiente. Este 25 de noviembre nos recuerda que la verdadera transformación no llegará con discursos, sino con acciones concretas, recursos efectivos y un compromiso real para que ninguna mujer sea obligada a sobrevivir en un país que todavía no sabe protegerla.
LA COLUMNA DE JINKY
JINKY IRUSTA ULLOA
Abogada. Directora de la Oficina Jurídica para la Mujer y la Fundación Kallpa
jinky.irusta@gmail.com
